lunes, 19 de julio de 2010

Myrna

Cuando estábamos en la primaria siempre nos sentábamos uno al lado del otro mientras intentamos entender los disparates de la maestra delia, como buenos amigos nos peleábamos de ves en cuando, pero una ves llegue muy lejos y la hice llorar, aun no perdono por haberlo echo. Cuando entregaban los diplomas a mejor promedio, yo y Myrna siempre nos disputábamos el primer lugar y Myrna jamás me pudo ganar, muérete de envidia (no es cierto)

El destino y unos cuantos maestros extraños nos separaron de el camino; yo termine estudiando en Tepic y ella se quedo en bellavista, cuando entramos a secundaria, yo estaba de vuelta en bellavista y Myrna volvería a estar de tras de mi, ayudándome en algebra. Quien lo diría, antes el algebra era un feo monstro k devoraba mi cabeza, y ahora lo veo con un perro noble que juega con mi mente, un juego muy chido, que algunos le llaman pensar.

Ahora estamos cada noche en la plaza platicando cosas sin sentido, que al final sacan risas de nuestras bocas, y si por algo bueno estamos aquí, es para reír.

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