La especie humana,
tiene que ser variada genéticamente para poder evolucionar
correctamente, si todos los humanos compartiéramos secuencias
genéticas iguales, no evolucionaríamos en absoluto ante situaciones
críticas de la naturaleza, la ventaja de estar evolucionando a
través de los milenios, es que de esta manera siempre se mantendrá
el principio de la sobrevivencia del mas adaptado.
La variación
genética, está presente en todos los componentes biológicos de mi
cuerpo, y eso es lo que me hace diferente a los demás.
Mas sin embargo, la
evolución biológica es algo que lleva milenios, no está dirigida,
y simplemente se trata de un ensayo de prueba y error, con el planeta
tierra como variable independiente.
En contra parte la
evolución cultual, puede causar grandes cambios en la humanidad en
una sola generación, eso significa que una sola persona puede
evolucionar milenios de civilización en una sola vida, tan solo
aprendiendo de los demás humanos.
Después de sumeria,
lo que demarca la diferencia entre un humano y otro es la información
y conductas adquiridas a lo largo de su vida: su cultura, en sus
circunstancias.
La tremenda desgracia
que son todas las instituciones públicas de México, que se rigen
ante este mal logrado sistema de tipo keynesiano-socialista, ha
provocado en el caso particular de la educación un sesgo tremendo de
información entre todos nosotros. Pocos sabemos cuál es la mejor
manera de comportarnos ante el mundo, y solo nos queda la opción de
engañarnos, a sí mismos creyendo que nuestra situación y nuestros
actos no están del todo mal, solos para poder mantenernos felices.
Algunos, que en
cantidad son los más afortunados, son devotos cristianos; al menos
ellos tienen un sistema psicológico con el cual dirigir su vida,
pero el resto no tenemos nada en concreto, pues desde muy pequeños
se nos ha explicado la verdad científica de dios, y creemos que la
falsedad de la biblia no solo se encuentra en sus ideas
creacionistas, sino también en toda su epistemología. Gracias a
Manuel Ávila Camacho, no se intentó cambiar la educación cristiana
por una meramente socialista como lo había decretado su predecesor
presidencial. Fue un gran logro la educación laica.
Fue entonces que los
mexicanos nos quedamos libres, libres de decidir desde que ventana
ver la verdad. Pero la mayoría decidido ser libre de no ver por
ninguna.
Decidieron que hacer y
cómo comportarse a partir de su particular y único criterio,
volvemos a un estado anterior a sumeria, donde la principal manera de
adquirir conductas era a tras vez de nuestra propia experiencia. Sin
consultar a nadie más.
Desde Sócrates hasta
Ayn Rand, ha habido pensadores que tratan de ofrecer una
epistemología objetiva a la humanidad.
Y a lo largo de los
siglos ha habido quienes buscan en sus ideas, su propia verdad pero
una vez más aun y cuando lo intenten, la subjetividad influye en
nosotros, para decidir quién y en que parte ofrece la razón.
Y esa subjetivad, que
por más que se intente borrar de nuestras mentes solo logramos
modificarla o mejorarla, es la que me hace diferente de los demás.
Durante gran parte de
mi vida, he adquirido en las tesis de los más influyentes filósofos
la verdad que ofrecen; algún tiempo me maraville con el fatal
intento de Maximilien Robespierre de cambiar Francia y Europa entera,
en lo épica que fue su vida, desde su infancia hasta la guillotina.
Leer sus discursos, fue una de las cosas más emocionantes en mi
vida.
Entonces decidí creer
en las intenciones de Lenin, Marx, Gandhi discípulo indirectos de
los jacobinos, ¿Qué la cristiandad influyo en que creyera en
ellos?, desde luego, de no ser así, ellos no habría logrado
convencer a media Europa. Más tarde comprendí esa relación, y me
di cuenta que mi subjetividad me había engañado.
La cantidad de cultura
que entra en las mentes de cada uno de los millones que vivimos en
esta tierra, se encuentra en diferente manera, pues las
circunstancias son diferentes. Ningún cerebro humano tiene la misma
información dentro.
Mi circunstancia, es
la constante inquietud de buscar en la ciencia, más y mejores
ventanas a la realidad.
No
creo en Descartes ni en Kant, pues la realidad existe en el mundo, la
conozcamos o no, y estoy convencido de que mis 4 sentidos son más
que suficientes para poder comprender, o al menos comprender lo que
puede comprobarse a partir de los términos del método científico.
Y me encuentro abierto a cambiar cualquier creencia por una realidad
objetiva.
Luchar toda mi vida
por vencer en lo más posible mis engaños y mis creencias erróneas,
a cambio de la objetividad es lo que deseo. La búsqueda de la
realidad, para cumplir un objetivo es lo que yo conozco como una
meta. No pienso lograr una meta a través de la mentira, aprender
mientras busco una meta, es la mejor manera.
No me hace diferente a
los demás tener una meta, o no tenerla, me hace diferente la meta en
sí.