miércoles, 29 de febrero de 2012

La Primera Mañana de Otoño, Carlos. Capitulo XVIII

-¿Entonces?, ya no hay mucho que hacer aquí, ¿A donde más se supone que tenemos que caminar?-


Fue lo único que pude decirle, Cristian bajo de su caballo y camino un poco sin mencionar ni una sola palabra, miro asía el precipicio, después tomo algo de agua y la escupió, volteo a mirarme de reojo pero no me dijo nada. En el fondo algo le hacía convencerse que jamás encontraría a Araceli, pero no quería parar de buscarla, al menos hasta que algo le convenciera por fin, que la vida ya no era su morada.

La Primera Mañana de Otoño, Adiós.


...Y entonces todo acabaría ahí, en el silencio del bosque, en un grito sordo y en una ilusión infundamentada, la pasión de Cristian se fundiría en el corazón de Araceli y ella a su vez se perdería en la mirada de él, nadie guardaría silencio nunca más y los suspiros a partir de entonces tendrían otro valor... El sueño de ambos había despertado en verdad.

Dedicado a.
   Mariela Bueno y Jorge Rodriguez, muchas gracias por todo.

sábado, 11 de febrero de 2012

10 de Febreo de 2012


Si, esa niña me callo bastante bien, llevaba una bolsa llena de dulces y al ver como yo me queda mirando los pulparindos me dio uno. Alma la bibliotecaria continuaría después regañándome acerca de mis errores, y yo agachando la cabeza platicaba a intervalos con Gael de una manera muy emotiva.

Fue un buen día con demasiado tiempo libre el de aller. Casi al despertar tome mi moto y fui al campo de tiro, anduve por hay algún rato sintiendo el viento otra vez en mi cara, recordando canciones recordando momentos, subí a mi moto de nuevo y compre algo de gasolina. Desde el campo de tiro podía verse la carretera, parecía llamarme a andar en ella, y caí rendido hacerlo.

Nunca había ido a san Andrés, me pareció un lugar agradable, y wow! dure una hora en llegar y regresar a casa, a mi solo me parecieron diez minutos.

Al llegar mi mama me había traído una dona, y al no haber comido en todo el día, su sabor me encanto, mi mama es una gran persona, a la cual admiro mucho. Ella preparo algo de comida vegetariana la cual no comí, aunque tenia hambre no tenía mucho ánimo de comer verdolagas asadas, ( y de hecho eso pasa muy seguido), entonces entre a la computadora, vi un montón de cosas nada sorprendente, platique con mi hermana y mi papa. Y espere en vano la llamada de fundación Alica, estaba lejos de estar desesperanzado pero si con cierta curiosidad, por un momento creí que mis cuentos podían competir con los de los grandes escritores del estado, pero al fin, no preocupa en lo más mínimo lo que hayan opinado 3 jueces catedráticos de la UAN acerca de mis escritos. Me gusta más que la gente común los lea, y sienta lo mismo que yo siento al hacerlo, que descubran nuevas cosas dentro, que ni siquiera yo imaginaba que había escrito, como que si mi subconsciente lo hubiera puesto hay. Me siento de lo más tranquilo al saber que mi cuento fue de lo más sincero, nada de protocolos ni de estructuras, ritmos y esas cosas. Y que al menos a Mariela y a las otras 5 o 6 personas a quienes se lo mostré si les gusto.

Entonces enfadado de esperar, tome de nuevo mi moto y fui al campo de tiro otra vez, hacia un aire tremendo haya arriba y el cielo se mantenía otra vez gris. La situación era hermosa.

No estuve más de dos minutos  entonces fui a la biblioteca. Y si, hay  estaba yo escuchando como Gael sonreía de mis disparatados planes y alma seguía recordándome en voz alta como me había equivocado  hace un año.

Gael dijo dos cosas que me maravillaron, y me causaron una mirada al suelo, en contraste Alma dijo dos palabras que me hundieron demasiado, y me hicieron abrir los ojos y guardar silencio. Sí, creo que no las escribiré.

 Aun así regrese contento a casa, faltaban como 15 minutos para tomar el camión que me llevaría al Tec, claro que no es cómodo tener clases de algebra lineal de 8 a 9 de la noche; sorpresa el camión de las 7 no paso hasta las 7:20 lo cual significaba que sería en vano gastar dinero en pasajes a sabiendas de que mi maestro no me dejaría entrar ni un minuto fuera de la hora, entonces decidir caminar un poco por la calle mientras el viento seguía igual de fuerte. Me encanta ver como en el viento golpea los arboles por la noche, me parece un espectáculo muy placentero. Llegue a una tienda y compre un refresco de vainilla, estuve hay durante un buen tiempo disfrutando el viento y sintiendo como el polvo arrastrado por el aire golpeaba mi cara.

Después me levante, continúe caminando y llegue de nuevo a la biblioteca, Gael aun estaba dentro, y alma continuo conmigo estuvimos hay hasta que llego la hora de cerrar, entonces alma y Gael se fueron a sus casas y yo me quede platicando con don Jose Ortiz y su cuñado, hablaban sobre la zafra de la caña y de las parcelas que se quemarían mañana. Don José Ortiz es una persona de muy buen carácter, tal vez ligero y blando, pero muy astuto y sagaz, hace algún tiempo que tiene un puesto de hamburguesas, donde cada vez que puedo le visito para comprarle algo.

-¡Ese mi henri!,¿ vienes de la escuela?-.grito al verme-.
-algo asi, iba a la escuela, pero me dejo el camión, y no alcanzo a llegar, mejor me quedare haber que encuentro-le dije sonriendo- ¿Me da un hot dog sencillo por favor?-

Disfrute mucho su plática, ellos me preguntaron por la parcela de mi abuelo, le dije que el tenía interés en venderla, y le hable de lo desacuerdo que estaba yo con ello. El me dijo: “eso no es tenerle amor a la tierra”. Esas palabras  me parecieron un gran detalle acerca de su código moral de campesino, lo cual siempre me ha parecido interesante y admirable.

Después fui con Adrian, quien se encontraba en casa de Osar, platicamos un poco y regrese a casa, volví a tomar mi moto y fui de nuevo al campo de tiro, estaba totalmente oscuro, y apenas y alcanzaba a iluminar a unos metros de mí. Llegue hasta arriba, sintiendo como las gotas de la brisa pellizcaban mi cara.

Arriba el espectáculo era aun más sorprendente que en la tarde. De regreso el viento movía la tierra suelta y formaba nubes de humo que se partían al pasar. Me encanta el olor de la tierra mojada.

Seguí andando durante varios minutos y seguí asiéndolo durante buena parte de la noche, era tarde y continuaba, la noche parecía devorarme una vez más, no estaba solo en mi cuarto leyendo algún libro o escribiendo en la computadora si no vagando por el pueblo en la oscuridad. Disfrutando como el agua se hacía amas recia y mojaba mi ropa, como el lodo salía disparado al ser golpeado por las llantas de la motocicleta.