domingo, 4 de julio de 2010

La Última Noche.

Una noche normal; un cielo con tantas estrellas que parecían caer al suelo, una luna tan grande y brillante que era imposible no voltear a mirarla.

Una falsa tranquilidad envolvía la ciudad; sirenas por todos lados, calles serradas y ráfagas intermitentes de AK-47 y M16 cuyo sonido viajaba por el aire aterrorizando a quien las escuchaba.

Así era la noche del 12 de junio, así era la ultima noche de Cristian y José Luis. Nadie entendió por que los zetas tuvieron que matarlos, si eran dos chavos comunes de 17 años.

Yo no puedo hacer mucho, solo seré paciente y seguire creyendo que todo esto acabara y que volveré a estar tranquilo con un lápiz en mi mano, escribiendo todo lo que a mi mente se le ocurra sin tener que recordar sangre y cuernos de chivo.

Una amiga de Cristian escribió lo siguiente en su Metroflog.

“Hola amiguito, aún no lo puedo creer, no me hago a la idea de esto que paso, ¿por qué a ti?... apenas te miré agarrando cura con tus compas y así bien feliz tú… ay Cris… Dios sabe por qué hace las cosas... apenas que ibas a ser el padrino de mis bebitos… ay Cris… no será fácil superar esto, es algo muy doloroso… Dios te tenga con tu mami allá en el cielo y cuiden desde allá a tus hermanitos… siempre te recordaré compadre y algún día allá nos vamos a ver… pero de sal les servirá a esos perros… me despido, al ratito iré a verte Cris… mi kompaye jeje... que en paz descanses…”


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