jueves, 24 de junio de 2010

Daniel y El Anciano



Hace mucho que escribí este cuento, tal vez le guste a mas de uno y tal ves la mayoría se vomitara al leer tan mal cuento, pero da igual, a mi si me gusto y muy en el fondo eso es lo que importa.
Persecución.
Corre angustiado en un amplio valle, respira a un ritmo tan salvaje que comienza dolerle su pecho, mientras correr solo piensa en lo que puede ser de el si es atrapado por los campesinos.
-solo unos metros mas, solo unos metros mas,
Es lo que pasa por su mente mientras se acerca a un pequeño bosque de pinos donde piensa esconderse,
Justo al llegar la sorpresa lo invade. Un anciano lo golpea con un bordón y el cae tendido al suelo, la trumba se acerca, el anciano se limita a mirar el horizonte con indiferencia y despreocupación, y como si no pasara nada el toma un manto y cubre el cuerpo, para después esconderlo.
La multitud pasa sin hacer mucho caso al anciano, que solo los observa sin dejar caer una sola gota de sospecha de lo que guardaba aquel hombre en su burro envuelto en un viejo manto.
Desconcierto
-¿Como es que e llegado aquí? ¿Quien es usted? Preguntaba el hombre, que yace atado a una silla, el anciano no volteaba y seguía atizando el fuego de su chimenea. De pronto el se levanta toma un poco de agua y le ofrece un poco al hombre que yacía mareado en un rincón de esa pequeña casa de adobe. El hombre tomo de forma desesperada esa agua.
El anciano retiro entonces la jícara, y comenzó afilar un cuchillo
-Cual es la razón por la que me a traído aquí?, insistía el prisionero.
Razones
Don agustino fue un hombre mas que sobrevivió a la revolución mas sin embargo ese mismo conflicto provoco la muerte de su esposa, sus dos hijas y además a Jacinta, que en algún momento fue su madre; habia renunciado a todo, y decidió vivir en el bosque apartado de la sociedad humana, quería ser un hombre desadaptado de un pueblo injusto y de mentes débiles.
Por su parte Daniel, el hombre que yacía atado a una silla en esa casucha, era el hijo de un poderoso industrial en Guanajuato, hacia tiempo que le provocaba placer arrebatar vidas, pero fue hasta una semanas que le provocaba excitación ver las entrañas de los humanos, disfrutaba poder tocar los órganos aun tibios de sus victimas. El aun no sabe como fue que los campesinos lo descubrieron, pero no importa el solo busca explicarse que hace ahi.
Don agustino seguía afilando el machete con tranquilidad; entre el aullido de los coyotes solo se lograba distinguir el chillido de el cuchillo y la piedra, a Daniel le incomodaba ese ruido, lo ponía nervioso y le provocaba algo de miedo, pero no mencionaba ninguna palabra, solo suspiraba mientras miraba y miraba a su alrededor.
Advertencia y Sorpresa
-mi padre es don Carlos Hernández, si me liberar te puedo asegurar que se te recompensara con riquezas qu jamás te hayas imaginado…
Don agustino solo sonrió, levanto su cuchillo y miro con cautela su filo, se acerco a Daniel y le dijo.
-lo disfruta?
Daniel no tenía idea a que se refería don agustino, por lo que no contesto en ese momento, trago un poco de saliva y mientras sus gestos eran tranquilos pero tensos, pregunto.
Disfrutar que?
Don agustino comenzó a reírse tan fuerte que soltó su cuchillo y callo al suelo, al terminar de reír el se gagacho y tomo su cuchillo, lo puso sobre una mesa, y se volteo asía Daniel. Y dijo.
-con que usted ya no recuerda lo que disfruta? Pues, Danielita la hija de Lupe la viuda tal ves lo supo, igual Rogelio el mongolito, y don Manuel, pero, así es, solo fue en un momento cuando se dieron cuenta de lo que usted disfruta, ahora ellos ya no pueden recordar nada, por que no pueden imaginar, ni sentir, no pueden usar su mente absolutamente para nada, ¿por que?, por que ellos ya están muertos, han abandonado nuestro mundo y no se donde están ahora. Pos’, es algo que tiene que pasar ¿verdad? En algún momento sea uno, un hombre rico y poderoso o un viejo amargado que vive en el monte, en algún momento tiene que pasar, en algún momento todos nosotros tenemos que irnos ¿no lo cree?
Nos puede llegar de distintas formas, algunos enferman y sufren en cama durante semanas, meses o tal vez durante años, otros no mas amanecen muertos, y en veces hay gente que le toca pos’, pos’ por que le toca, unos mueren en guerras, por valientes. ¿Alguna vez ha matado por una idea?
Daniel no contesto y solo agacho la cabeza, don agustino volvió a sonreír, y se puso algo serio, suspiro y dijo con una vos dura y ofensiva,
-yo si lo he echo, mate mucha gente, por que creía que haciéndolo tendría mas comida para mis hijas, que si lo hacia mi esposa traería un mejor vestido, y yo tendría tierra pa’ sembrar mucha milpa, y hasta unos arbolitos de guayaba y mango. Y por cada cabron que mataba sentía que yo estaba más cerca de encontrar ese mundo chingon que deseaba, pero pos’ no, eso no paso, mataron a mi general zapata. y pasaron los años y nada cambiaba; tengo 68 años y todo anda igual. Llego mas raza, para seguir chingando, y mi gente y yo seguimos valiendo madre, y me fui de todos y de todo, por que se me hasía pendejo seguir aguantando tanta chingadera. En veces me doy unas vueltas por el pueblo pa’ visitar a mi hermano Hilario y me doy cuenta de lo que pasa por allá. Me doy cuenta de muchas cosas, algunas me dan risa y otras coraje, pero a veces pasan cosas que si me rechingan en mi pecho. De repente empezaron aparecer muertos, y pues de principio como que no me llegaba el veinte, pero una mañana de un de repente se escuchaba el grito de una señora, me detuve, pero seguí caminando, mientras me acercaba al monte, mas se escuchaba el lamento, así que mejor fui a ver pa’ que era bueno, y lo que vi me encabrono, a la primera no sabia que era lo que divisaba, pensé que era un venadadito destazado, pero no, me puse a mirar y se alcanzaba a ver ropas, y vi una carita de niña entre la sangre, me di cuenta de que era Danielita trozada por la mitad, que las tripas estaban regadas por la hierva, sus brazos colgados entre las ramas me empute y me largue.
Justicia
Daniel terminaba por entender que pasaba, por alguna razón don agustino se dio cuenta de que el había estado de tras de esos horribles asesinatos, y no dejaba de imaginarse que era lo que el viejo le preparaba como castigo, entonces empezó a respirar cada ves con mas fuerza y comenzaba ha sudar y a pedir piedad.
¡No me agá daño! ¡Por favor!, ¡No me haga daño! ¡No por favor!, ¡déjeme vivir! ¡Aun no quiero morir!
Don agustino sonrió, puso su frente sobre la de Daniel y lo miro fijamente a los ojos, la mirada de don agustino hizo que Daniel dejara de suplicar,
Después don agustino le susurro…
-Yo no lo matare, usted no merece eso aun; ahora me suplica por vivir, llegara el momento en que rogara por morir.
Los gritos de aquella noche retumbaron por todo el monte durante un largo tiempo. Pero la justicia tenía que llegar algún momento y esa justicia hacia correr un líquido rojo por el suelo de aquella choza en el monte.

No hay comentarios: