martes, 25 de octubre de 2011

Tranquilidad.

El sentir de mi corazón es casi siempre indescifrable, tanto como el aliento que ase tocar mi armónica, si pensara menos y sintiera más, me convirtiera en mi propio aliento todo sería más tranquilo, vagaría entre todo y miraría todo a mi alrededor, andaría siempre sin rumbo, nada me importaría, y yo no opinaría en nada, solo quedaría mi naturaleza, aquel entornó  bohemio que se mescla entre el sonido de un buen jazz, y el parpadear de mis ojos al sentir la noche sobre mí.

Sentiría todo tranquilo y cálido, mi corazón latiría al ritmo de una buena canción, mi pecho no sentiría más que el delicado y suave sabor de un cappuccino.

No hay comentarios: