Una Mañana Mas.

Me levante temprano, aunque el sueño no parecía dejarme hacerlo. Dormir a la 1 y levantarme a las 8, aun y cuando tengo clase hasta las 2, me parece un record, o desde la perspectiva de prima mi Casandra, algo que solo Henri hace. Estaba solo en casa, mi hermana estaba en la escuela y mis papas trabajaban, hace casi 2 años que no estaba en el curso vespertino y lo eh disfrutado bastante.

Lo primero que hice después de despertar fue buscar algo de música para tener durante la mañana, escogí un disco de Franz ferdinand, y me metí a la regadera. Cuando salí me prepare el desayuno y cambie el disco por uno de liquits, el cual me gusto mucho, después de eso comencé a desayunar, me gusta sentir como la luz de la mañana entra por la ventana de la cocina e ilumina mi comida, solo se escucha la música, y el sonido de los cubiertos.

Navegue un poco por internet, leyendo sobre la historia de sonic youth, y the smiths, me pareció muy interesante y termine por descargar un disco más de los primeros, que para mi sorpresa resulto ya estar en mi biblioteca, ¡deja vu otra vez! -Me dije para mi mismo-, después pase una hora viendo cortometrajes canadienses y videoclips de Juan Gabriel y Rosio Durcal (si, yo también me sorprendí al hacerlo) todo un fin de semana escuchándolos en contra de mi voluntad, tuvo efectos en mi cabeza.

Después de dejar la computadora en paz busque en el librero algo para leer en la escuela, bafff, tengo 3 horas libres, solo tengo clase la primera y última hora, lo cual tengo que admitir me resulta detestablemente gracioso. Encontré un pequeño libro de pasta dura llamado “moderato cantanbile” ni siquiera leí las reseñas en internet y lo eche a mi mochila, a veces me gusta que los libros me sorprendan mientras los leo (lo cual no siempre resulta placentero). Para entonces el tiempo se estaba cayendo sobre mí, así que me puse hacer mi tarea, al terminarla, como es costumbre mi impresora no funciono, guarde el archivo en mi memoria, tome mi mochila y fui al cyber, por desgracia en bellavista resulto ser el día de las impresoras descompuestas, mal por mí, bien por los técnicos de computadora.

Eran las 12:44, creí que había perdido el camión de las 12:40, pero alcance a ver desde la ventana del cyber un camión detenido, creí que era el de la 1, y fui asía el, resulto ser el de las 12:40 que iba retrasado, arranco y se fue, tuve que perseguirlo durante media cuadra para alcanzarlo. Al subir me sorprendió que estuviera vacio, pero no le preste mucha atención, me senté y saque mi libro, tenía las hojas un tanto amarillas por el tiempo, y el prologo llevaba una letra cursiva muy pequeña que me dificultaba leerla, aun así lo seguí leyendo, el estilo del escritor me gusto mucho, pero seguía sin convencerme, sabía muy bien que lo aria en determinado punto, sabiendo eso, lo serré y lo metí en mi mochila, había llegado a tepic.

Baje y fui al cyber mas cercano, imprimí mi tarea y después camine hasta la parada del “llanitos”, el cual tardo mucho en pasar, mientras tanto tuve que escuchar durante un buen rato la preciosa sinfonía (favor de notar el sarcasmo) del rugir de motores, los gritos de las personas, y el vibrar de las llantas sobre el pavimento (cosas como esas me asen sentir feliz de vivir en Bellavista).

Llego el camión, subí a él, atravesé la ciudad, llegue al tec, baje del camión. Todo parecía tan normal como cualquier otro día. Llegue a buen tiempo, faltaba casi media hora para las 2, la hora en la que Jany sale de clases, decidí leer un poco en la biblioteca y esperar la hora, tenía tantas ganas de ver a Jany, pensaba tanto en ella, que no puse mucha atención a lo que leía, al parecer no me perdí de mucho, la novela apenas había presentado los personajes y había introducido la sinopsis, mire la hora, eran las 1:55. Antes de salir me detuve, algo no coincida hay, pero no sabía que, le pregunte la hora a un muchacho que estaba detrás de mí, son la 1 en punto –me dijo él, muy amablemente- le di las gracias, pero aun así fui a recoger mi mochila, no estaba convencido de lo que él me decía, al salir vi a alguien más con un reloj en la mano, le pregunte la hora, y baff me convencí, alguien había cambiado la hora de los relojes de mi casa, mi celular, y computadora. ¿Quién podría haber sido?, agg,! Casandra! -me dije a mi mismo- en realidad no me había asombrado, y no lo pensé mucho, deje la mochila y entre riéndome a la biblioteca otra vez.

Esa hora se paso muy rápido, cuando mire el reloj eran las 2 en punto, salí de prisa, pero Jany ya no estaba. En su lugar encontré un salón con 30 muchachos intentando convertirse en ingenieros, escuchando a un abogado que impartía ética, y que justo en ese momento tomaba lista, apenas y alcance a decir “presente”.

Tuve una interesante y divertida clase con el (favor de notar el sarcasmo una vez mas) en realidad se la paso toda la hora ablando de sus experiencias como director técnico de un equipo de beisbol, y de cómo le encantaba burlarse un ingeniero, al cual para su mala suerte, se le había derrumbado una de sus obras.

Casi al final se dirigió a mí, y me pregunto: “¿tú eres el de la viejita?”(no tengo ni la mas mínima idea de a que se refirió). Emmm perdón? -le dije sorprendido- después el cambio de inmediato el tema y me pregunto sobre la importancia de los valores en las personas, y como ellos influyeron a que al ingeniero del cual nos platico, se le hubiera caído su obra, respondí cualquier cosa, y al parecer le gusto, puesto que se echo a reír, y no dejo de hablar al respecto, me sentía como un musulmán dentro de una catedral romana. Por fin termino la clase y comencé mis 3 horas libres, de inmediato me dirigí a la biblioteca, saque mi libro e intente leerlo, mas sin embargo no tenía tantas ganas de hacerlo, no tantas como escribir, encendí una computadora, y bueno, el resto de la historia ya se conoce.