Andar por esta esquina a medio día se ha convertido en una de mis rutinas diarias, paso por aquí escogiendo en donde comer, o cuando llevo comida camino una cuadra para comprar tortillas, me parece un lugar bastante especial y me gusta, me gusta el ruido de los comerciantes, el motor de los vehículos avanzando lento antes de llegar al tope, la cantidad de música en todos los locales mezclados al mismo tiempo, combinando casi siempre con la alegría de quienes me rodean, como la señora que vende tacos en la banqueta, el hojalatero limpiando su taller, clientes negociando un empeño en el bazar, las personas que salen del estudio de tatuajes y lo llamativo que esta pintada la fachada de ese local.
Casi siempre me encuentro muchos estudiantes entrando o saliendo por ahí, es fácil distinguirles son jóvenes y llevan una mochila a veces mas grande que su torso, no siempre encuentro amigos por ahí, pero cuando lo hago, es un gran detalle, pues aunque no recuerdo nunca haberme quejado de mi soledad, cualquier mínima compañía aunque sea en forma de un saludo, cuando es sincero vale mucho.
¿A que huele?, huele a las especies que lleva la birria, fruta fresca y un poco de pollo asado, se que no suena tan bien, pero ahora que lo pienso, no es el placer por el lugar, si no tal vez por que me siento libre entre personas libres, y siento que cuando hay gente contenta a mi al redor, suelo sentirme contento yo también.
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