martes, 15 de enero de 2013

El Ancla Dorada, Capitulo I



El 14 de junio de 1947 siendo las 11 de la mañana con 45 minutos y 3 segundos, Mientras Julio ortega espera el camión a Rio Verde una araña de la familia Theridiidae, conocida como “capulina” muerde su tobillo izquierdo. En minutos posteriores y después de un increíble dolor en todos sus músculos julio cae al suelo si mencionar palabra de socorro alguna, apenas limitándose a gritar y gemir por tan profundo dolor, es inútil  pedir ayuda sabiendo que a 34 kilómetros a la redonda no vive ni un solo humano. Esta julio entonces solo, sobre la incandescente arena del desierto mirando el sol, el cual se encuentra casi exactamente sobre sus ojos. Su cuerpo suda a borbotones y sus huesos arden, no le queda mas que esperar el momento en que la muerte por fin le abrace.

Julio sonríe, siente que no le falta ninguna cosa, que la vida nada le a quedado a deber, entonces con un pequeño impulso de fuerza alcanza girar su cuello para mirar el infinitita planicie en la cual se encontraba, no miraba ni una sola montaña alrededor, pensó que ver el desierto era como ver el mar, igual de melancólico y bello, pero también igual de peligroso y traicionero.

Cerro los ojos y entonces recordó sus primeros años de vida en Tampico, donde desde los 5 años trabajo como boleador para los marinos ingleses, los cuales llegaban al puerto para cargar sus buques de petróleo; por entonteces México era muy diferente, lo único que nunca cambio fue el mar y el desierto.

1 comentario:

Fabricio Sans dijo...

Mmm... Espero que Julio Ortega sobreviva a esta desventura; en el marco de la Segunda Guerra Mundial.